¿Dónde está el placer?

Según la Junta de Extremadura “El placer está en tus manos”. Puede ser cierto, no lo niego. Pero creo que también sería acertado decir que nuestro fastidio, disgusto, incluso molestia, “está en sus manos”. Podríamos asegurar que lo hacen adrede y buscan y rebuscan la forma de gastar los dineros públicos en aquello que pueda molestar más a sus propietarios. Porque no se olviden que el dinero público es del pueblo y ustedes, lo único que hacen, mejor dicho deberían hacer, es administrarlo con la mayor exquisitez y atino posible. Son tiempos malos. Para ustedes ya sabemos que son los mejores, sólo habría que echar una mirada a sus particulares finanzas. Pero para la gran mayoría del pueblo no. Pueblo al que se engañó hace algunos años diciendo que ya había llegado a su mayoría de edad, pero que sigue teniendo una dosis de simpleza tan grande que se deja gobernar por aquellos que siguen tomándole el pelo, un día sí y otro también.

Que “El placer está en tus manos” es algo que hasta el más lerdo sabe. En su vida han tenido ustedes tanto “placer” como el que ahora están disfrutando. Debe ser una “gozada” no sólo tener asegurado un sueldo (o varios, muchos de ellos superiores en un mes a lo que muchos curritos ganarán durante un año), sino disponer de coches, casas (mansiones), viajes, vestidos, joyas, comidas y demás saraos en los que se ven envueltos. Circunstancias todas estas de las que la inmensa mayoría de sus administrados no vamos a disfrutar jamás, porque no hemos tenido la suerte de ser tocados con la varita mágica de no sé qué hada. Tal vez esa ignorancia es la que nos priva de esos gozos. O a lo mejor es otra cosa y aquí estamos confundiendo honradez con idiotez.

Oigo a una responsable (¿debería decir miembra?) de este circo declarar con inusitada soltura ante los micrófonos de una emisora de radio que la sexualidad debe formar parte de la educación de nuestros jóvenes. Es cierto, señora/señorita, pero también debe formar parte el respeto por los padres, o por los maestros, profesores, médicos, policías, etc.; en una palabra, por el prójimo. ¿Qué pasa con la enseñanza del lenguaje, o de la historia…? ¿Para cuando un cursillo en el que se enseñe a una determinada juventud a que el transporte público deben cederse los asientos a las personas mayores o discapacitadas? Igual es que esto no es políticamente correcto y no da votos.

Otra pregunta que me asalta: ¿la finalidad es la enseñanza o adjudicar a alguien en concreto la partida presupuestaria de estos cursos? ¡Acabáramos!.


Publicado por Ferran Martinez i Garcia, el 13 de noviembre de 2009

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