Sobre las células madre; alguien lo dudaba?

El cerebro de la red de células madre pagaba a médicos por captar clientes.

Raúl C. reconoce que estafó a las familias entregándoles certificados falsos de laboratorios alemanes.

 Raúl C. L., presunto cerebro de la trama de células madre, falsificó los certificados que entregó a las muchas familias que confiaron en él la congelación del cordón umbilical de sus pequeños para garantizarse en un futuro su hipotética utilización para luchar contra posibles enfermedades. Así lo reconoció este vecino de Alcoy, de 33 años, en sus declaraciones ante la Guardia Civil y el juez. Unas declaraciones que han quedado recogidas en el sumario del caso. Raúl C. llegó a confesar a la Benemérita su nerviosismo porque «el asunto se me iba escapando poco a poco de las manos y no sabía qué solución dar».
El levantamiento del secreto de sumario por parte del juzgado de Instrucción número 3 de Alicante permite arrojar algo de luz sobre este caso. Raúl C. desgrana, en sus declaraciones, cuál era el modus operandi con el que presuntamente logró estafar a centenares de familias, principalmente de Alicante y Murcia, y reconoce, incluso, que les entregó certificados falsos de laboratorios alemanes con los que realmente no trabajaba «con la intención de engañarles». El presunto cabecilla de esta red matizó, posteriormente, esta declaración en el juzgado y aseguró que su intención con estas actividades «nunca fue falsificar la documentación que entregaba a sus clientes, sino adelantarles la documentación que iban a recibir».
Raúl C., tal y como él explicó a la Guardia Civil, trabajó como comercial del banco de células madre Stem Cell desde 2007 hasta febrero de 2011. Operando entre Valencia, Alicante, Albacete y Murcia aprendió el oficio de esta conocida empresa de correcto desarrollo. A partir de 2010, sin embargo, este alicantino comenzó a simultanear y aprovechar su trabajo en Stem Cell con las gestiones para una empresa que él mismo creó: Representaciones Biomédicas Levante , cuyo nombre comercial era Instituto Celular o Criocell. La concurrencia de ambos trabajos le costó el puesto.
A partir de ese momento, Raúl comenzó presuntamente a captar clientes asegurándoles que sus muestras serían enviadas a un laboratorio de la localidad germana de Bonn. Aunque aclaró ante el juez no saber exactamente cuántos contratos formalizó con su marca, el acusado sí avanzó que, en todo caso, serían más de cien. El instructor, en el auto en el que decreta la prisión provisional para el imputado, no descarta, sin embargo, que puedan emerger finalmente varios centenares de víctimas de esta trama.
Para tejer este negocio, el presunto líder de esta red reconoció haber falsificado un certificado de normas de correcta fabricación a nombre de una empresa alemana que le permitía poder operar en este país. Por el supuesto envío de cada muestra Raúl cobraba cantidades que oscilaban entre los 1.600 y los 2.000 euros. Según defendió ante el magistrado, los kits utilizados los remitía, no a un laboratorio alemán, sino a dos centros de Reino Unido. Las declaraciones del principal acusado en esta trama también han hecho saltar todas las alarmas respecto a su método de captación de clientes. 
En su interrogatorio ante la Guardia Civil, Raúl C. reveló que pagaba entre 300 y 600 euros a algunos ginecólogos de Murcia para que le captaran clientes que iban a tener a sus hijos en las clínicas privadas en los que éstos trabajaban. En su declaración ante el juzgado, el imputado matizó, sin embargo, sus palabras y recalcó que el dinero lo abonaba a los médicos como un honorario por sus extracciones. 
Fuente:

  
Publicado por Nasio Martinez, el 21 de abril de 2012

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