El día de la Salud
Va tocando a su fin nuestro primer día completo de invierno y la salud de la población parece reavivarse al desapacible sonsonete de “… mil euros”. Hay que reconocer que el sustantivo “pesetas” venía mejor a la métrica y a la asonante rima del sorteo de navidad pre-comunitario.
Terminó el sorteo y los españoles nos encontramos un tanto más pobres que antes, puesto que en nuestros bolsillos faltan los muchos o pocos euros que hemos destinado a ese sueño tan escasas veces cumplido de ganar dinero con el mínimo esfuerzo. Mínimo esfuerzo físico, porque lo que es económico, tal y como suenan los vientos dinerarios de la actualidad, a buen seguro que lo ha habido ¡y bastante!
Pero nos contentamos con un estribillo tan vetusto como el del propio sorteo: “que tengamos salud, que es lo importante”. Una satisfacción que ni nos complace ni cubre nuestras necesidades básicas. Mas aún, yo diría que, en el fondo, nos hace sentirnos un tanto engañados por esa quimérica suerte que algunos castillos en el aire nos había hecho levantar durante los días previos y que, con tan sólo el agudo soplo de las niñas y niños de San Ildefonso pronunciando un número distinto del que jugábamos, se ha venido abajo con tal estruendo que nos ha hecho despertarnos del insolente sueño que ya nos situaba mandando a paseo a unos cuantos.
Paciencia. “Salud que haya” y el año que viene probaremos de nuevo. La magia está servida y sólo tenemos que mesurarnos un plato. Pensemos que algunos pocos han conseguido tocar el paraíso con la dulce melodía de la salmodia lotera navideña, y nos dará fuerza para aguantar doce meses más. Todo ello con permiso de nuestras autoridades, económicas y de las otras. Aunque mal lo veo. Son pocos a aportar dinero y muchos a gastar.
Ya lo dijo nuestro presidente en ese foro mundial que se montó para no se sabe muy bien qué: La Tierra no es de nadie… es del viento… Pues hablaremos de lo que el viento se llevó, y no me refiero del mítico film de Clark Gable, Vivian Leigh y amigos, sino la de esta Tierra nuestra que no sabemos demasiado bien quién puñetas se ha cargado… aunque tenemos nuestras fundadas sospechas.
Que tengamos salud.
Publicado por Feran Martinez i Garcia, el 23 de diciembre de 2009
Terminó el sorteo y los españoles nos encontramos un tanto más pobres que antes, puesto que en nuestros bolsillos faltan los muchos o pocos euros que hemos destinado a ese sueño tan escasas veces cumplido de ganar dinero con el mínimo esfuerzo. Mínimo esfuerzo físico, porque lo que es económico, tal y como suenan los vientos dinerarios de la actualidad, a buen seguro que lo ha habido ¡y bastante!
Pero nos contentamos con un estribillo tan vetusto como el del propio sorteo: “que tengamos salud, que es lo importante”. Una satisfacción que ni nos complace ni cubre nuestras necesidades básicas. Mas aún, yo diría que, en el fondo, nos hace sentirnos un tanto engañados por esa quimérica suerte que algunos castillos en el aire nos había hecho levantar durante los días previos y que, con tan sólo el agudo soplo de las niñas y niños de San Ildefonso pronunciando un número distinto del que jugábamos, se ha venido abajo con tal estruendo que nos ha hecho despertarnos del insolente sueño que ya nos situaba mandando a paseo a unos cuantos.
Paciencia. “Salud que haya” y el año que viene probaremos de nuevo. La magia está servida y sólo tenemos que mesurarnos un plato. Pensemos que algunos pocos han conseguido tocar el paraíso con la dulce melodía de la salmodia lotera navideña, y nos dará fuerza para aguantar doce meses más. Todo ello con permiso de nuestras autoridades, económicas y de las otras. Aunque mal lo veo. Son pocos a aportar dinero y muchos a gastar.
Ya lo dijo nuestro presidente en ese foro mundial que se montó para no se sabe muy bien qué: La Tierra no es de nadie… es del viento… Pues hablaremos de lo que el viento se llevó, y no me refiero del mítico film de Clark Gable, Vivian Leigh y amigos, sino la de esta Tierra nuestra que no sabemos demasiado bien quién puñetas se ha cargado… aunque tenemos nuestras fundadas sospechas.
Que tengamos salud.
Publicado por Feran Martinez i Garcia, el 23 de diciembre de 2009
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