El bazar de la bicicleta

Ayer me desayunaba con una noticia jugosa. Los cacos roban 360 bicicletas en la Ribera. ¡Vaya! Resulta que todo el sistema montado de préstamo-alquiler bici por la mancomunidad de municipios en colaboración con la Consellería correspondiente, y que permite usar de una bicicleta, recogiéndola y depositándola en los lugares habilitados al efecto, adolece de un grave carencia. ¿Quién vigila las bicicletas? Es evidente que la pasividad de nuestro sistema, no parece que esté por la labor de colaborar en que este ecológico medio de transporte pueda desarrollarse con paz y tranquilidad y colabore en la cruzada emprendida por no mandar gases nocivos a la atmósfera.

Hasta ahora, uno está acostumbrado a ver bicis en la calle, encadenadas a una farola, a un árbol, o a cualquier otro elemento urbano que le permita una cierta seguridad. Pero, además de la o de las oportunas cadenas y sus correspondientes candados, puede observarse que les falta una rueda, el manillar, o el sillín, que por precaución, o por seguridad añadida, el dueño del velocípedo se ha llevado consigo para disuadir a los amigos de lo ajeno. ¿Cómo puede conducirse una bicicleta sin manillar? (hablamos por la calle, porque en el circo ya se sabe) o lo que es peor, para algunos, sin sillín. En fin que los enamorados del pedaleo saben guardar la ropa y para evitar malos rollos, nada mejor que quitarle algún elemento para que nadie sufra la tentación de llevársela.

Desconozco si los administradores públicos (me gusta más que referirme a ellos como las autoridades) que decidieron implantar el sistema de préstamo-bici pensaron en aplicar algún medio de seguridad para que nadie tuviera la tentación de llevársela y no devolverla, o si alguno de ellos pasaba por quitarles el sillín o que directamente adolecieran ya de ellos y cada uno de los usuarios tuviera su reposa-nalgas hinchable, personal y de bolsillo, que instalara en la bicicleta cuando la usara y conservara en su poder cuando no.

Lo cierto es que al parecer, en la Ribera, han desaparecido las 360 bicicletas de marras, sin que nadie sepa nada de ellas. Y me parece a mí que ya es no saber, porque 360 bicis deben ocupar lo suyo, en espacio o en tiempo, según como haya sido su sustracción.

¿Se preocuparon los Ayuntamientos de dar suficiente publicidad sobre la forma de utilización del servicio? Los hechos constatan que de la seguridad no, luego tampoco sería extraño que de la operatividad del mismo tampoco, por lo que algunos, al menos 360, igual han creído que los Reyes este año venían adelantados y por ser buenos les han traído una bicicleta. ¿No es pecar de pardillos?


Publicado por Ferran Martinez i Garcia, el 12 de noviembre de 2009

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