Exaltaciones Falleras
Me he ido un poco del eje central y vuelvo a él. El protocolo que siguen los actos de exaltación, yo diría que son los mismos desde ni se sabe cuando. Suelo verlos todos los años (por televisión, claro, que en contadas ocasiones he tenido el privilegio y “enchufe” necesario como para poder disfrutar del espectáculo en vivo) y, a pesar de que se conoce el guión, no me resulta cansino. Es tal la exquisitez y la magnificencia que le añaden los encargados de llevarlas a cabo que las convierten en únicas y excepcionales.
Los mantenedores, este año y sin que sirva de precedente, estupendos. De ambos me agradaron sus “guindas” finales. Del rector Juliá, sus dos ninots imaginarios, la crisis y el optimismo, el primero para quemarlo y el segundo para indultarlo, me parece una figura ad hoc, lo suficientemente clara y contundente como para dejar sentada cuál debe ser la intención de los valencianos en estas fiestas que se aproximan; de Doña Amparo Peris, el consejo para Ariadna y sus compañeras de coger una lagrima con el dedo y lanzarla al aire para que a partir de ese momento hayan en el cielo de Valencia trece nuevas estrellitas, es simplemente delicioso. Enhorabuena a ambos.
Publicado por Ferran Martinez i Garcia, el 27 de enero de 2010
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