Desnudos

Leo en la prensa que los jóvenes de la Comisión de Toros de Segorbe se han desnudado para editar su calendario. Y con este ya van… ¡trescientos mil! Vaya con la moda. Su objetivo no es otro que recaudar. Recaudar para la fiesta, en este caso toros, o en otros amparándose en una indefinida empresa de caridad. ¡Confiemos que así sea!

Vaya por delante que a mí, personalmente, me trae sin cuidado que un determinado grupo decida despojarse de sus ropajes y adopte posturas, en algunos casos circenses, que impidan reflejar sus vergüenzas en la foto. Pero me da en el fondo que existe un narcisismo encubierto que informa a todos estos valientes y valientas a despelotarse públicamente, no sabemos si para recaudar fondos, o para exhibirse o ambas cosas a la vez. Sus cuerpos serranos se prestan a ello y el morbo del barrio o del pueblo hace el resto adquiriendo los ejemplares hasta cubrir la edición impresa. Pero no me negarán que también existe una cierta egolatría personal que les lleva a perpetuarse en el cliché. Años pasarán y siempre quedará aquello de decir con orgullo: “este pedazo de cuerpo era el mío”. No podrán contar a sus nietos batallas y acciones de guerra, porque ¡gracias a Dios! falta materia para ello, pero sí que tal o cual año, fueron capaces de desnudarse por una causa justa o porque les dio la gana.

No son demasiadas las comisiones falleras que hayan llegado a este punto. El día que les dé por generalizarlo, pues como que vamos a tener una hiper-producción de calendarios mostrando aquellos contornos que las galas valencianas no suelen resaltar demasiado. Habrá que ir con cuidado porque el exceso de curvas puede marear y, lo que ahora mismo puede ser negocio, de seguro que en cuanto el mercado se sature, dejará de serlo.

Para ese momento, lanzo la idea sin ánimo de recoger ningún royalty: agotado el exceso de morbo público por contemplar cuerpos jóvenes, frescos, lozanos y exuberantes, podemos iniciar la siguiente fase con ¡todo lo contrario! La arruga, se decía, es bella y por qué no un calendario de ese otro tipo de belleza. Pero claro, esto ya está inventado. Recordemos el film de “Las chicas del calendario”.

Lo de siempre. Nihil novum sub sole.

Publicado por Ferran Martinez, el 11 de diciembre de 2009