Seguimos igual
Nada ha cambiado en este país que despierta cada mañana con el temor de ver aumentar su índice de parados. Quiero suponer que muchos de ellos, cuando abran los ojos, si es que los han conseguido cerrar, intentarán ilusionarse con la esperanza de que ese es el día. En su nerviosa duermevela han recordado tal o cual empresa que en cierta ocasión le propuso… Hoy sin falta se llegarán por ella. ¿Estarán aún esperándoles? Con probar nada se pierde y si sonara la flauta, aunque fuera por casualidad, ganaría mucho. La ilusión gana terreno y confía que en cualquier momento acabarán sus penas. Es curioso, pero no se desanima. Tal vez, su afán de vivir le hace inmune al desánimo. ¿Mecanismo de autodefensa? Pero la flauta está en manos de un pollino al que ni siquiera se le ocurre soplar.
Pero en el fondo no consigue esta inmunidad. Allí está su majestad el banco para recordárselo cada principio de mes, vencimiento de la hipoteca, acompañado de toda una corte de seguros, teléfonos, aguas, electricidad... ¿Por qué no haría caso a su amigo Alberto que se cansó de aconsejarle que no dejara aquel pisito y se embarcara en la descabellada aventura del adosado? Eran otros tiempos. Su empresa le había ascendido y con ello un sabroso aumento del salario mensual que percibía. Alicia en el país de las maravillas. País que viajaba en coche de lujo y ni siquiera apeándose lograban los pies estar en contacto con el suelo. Una extensa y mullida alfombra de euros lo impedía.
Qué tiempos aquellos. Pero si no hay mal que cien años dure, tampoco hay bien que se perpetúe y allí estamos todos, en contacto de nuevo con el frío y duro suelo preparándonos a pasar un invierno en el que la temperatura social no puede pasar de 21 grados. ¿O son 26 y los 21 son para el verano? Ya no entendemos a un gobierno que desgobierna a la nación, confundiéndolo con resoluciones que no sirven para nada. Quien tenga la suerte de seguir libando las mieles de la opulencia, como que le va a resbalar las decisiones del ministerio en este sentido. El resto ya pasa las noches apagando luces para no aumentar, aún más una descabellada factura eléctrica y se envuelve en una manta para no echar mano de la calefacción.
Entretanto un grupo de alegres mozas, cual día de Pascua en el campo, daba saltos de alegría en el Congreso no más lejos de anteayer. ¿Qué festejaban? Por un momento creí que habían dado con la solución a nuestros problemas.
Publicado por Ferran Martinez i Garcia, el 28 de noviembre de 2009
Pero en el fondo no consigue esta inmunidad. Allí está su majestad el banco para recordárselo cada principio de mes, vencimiento de la hipoteca, acompañado de toda una corte de seguros, teléfonos, aguas, electricidad... ¿Por qué no haría caso a su amigo Alberto que se cansó de aconsejarle que no dejara aquel pisito y se embarcara en la descabellada aventura del adosado? Eran otros tiempos. Su empresa le había ascendido y con ello un sabroso aumento del salario mensual que percibía. Alicia en el país de las maravillas. País que viajaba en coche de lujo y ni siquiera apeándose lograban los pies estar en contacto con el suelo. Una extensa y mullida alfombra de euros lo impedía.
Qué tiempos aquellos. Pero si no hay mal que cien años dure, tampoco hay bien que se perpetúe y allí estamos todos, en contacto de nuevo con el frío y duro suelo preparándonos a pasar un invierno en el que la temperatura social no puede pasar de 21 grados. ¿O son 26 y los 21 son para el verano? Ya no entendemos a un gobierno que desgobierna a la nación, confundiéndolo con resoluciones que no sirven para nada. Quien tenga la suerte de seguir libando las mieles de la opulencia, como que le va a resbalar las decisiones del ministerio en este sentido. El resto ya pasa las noches apagando luces para no aumentar, aún más una descabellada factura eléctrica y se envuelve en una manta para no echar mano de la calefacción.
Entretanto un grupo de alegres mozas, cual día de Pascua en el campo, daba saltos de alegría en el Congreso no más lejos de anteayer. ¿Qué festejaban? Por un momento creí que habían dado con la solución a nuestros problemas.
Publicado por Ferran Martinez i Garcia, el 28 de noviembre de 2009
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