El dedo de Aznar
Es muy curioso que a día de hoy, cuando nadie, ¡he dicho nadie!, habla de la guerra de Afganistán que tantos heridos y muertos está dejando en el ejercito español desplazado allá ¿en misión de paz?, se sigua despotricando sobre la guerra de Irak (que no causó bajas en nuestras tropas) y exigiendo responsabilidades a quién en aquel momento era el presidente del ejecutivo español. ¡Muy curioso!, ¡Demasiado curioso, diría yo! Debe ser algo parecido a aquello de cogerse a un clavo ardiendo.
A nadie de nuestros gobernantes se les ocurre averiguar el por qué un grupo de muchachos de menos veinte años de edad se dedican a regurgitar viejas rencillas y odios, lanzándolos al paso de quien hace ya seis años dejó las riendas del gobierno. Porque no hemos de olvidar que no perdió las elecciones puesto que ya había anunciado su no presentación y así lo hizo. Y digo que a nadie se les ocurre investigarlo puesto que estoy más que convencido que lo que se hace es fomentar ese odio y esa inquina a quienes, por su edad, no tuvieron elementos de juicio suficientes para formarse una propia y sólida idea.
Llamarle hijo de … y asesino, no son precisamente lisonjas que a nadie agrade. Es cierto que el destinatario, por su forma de ser y por lo que representa, debería haber hecho oídos sordos a la algarabía estudiantil de aquellos montaraces jóvenes… Pero no fue así. Al bueno de Josemari se le nubló la vista, los índices de adrenalina se le fueron a las nubes (en muchas ocasiones, por estos pagos, la adrenalina es sinónimo de testosterona) y el corazón de su mano izquierda se le disparó hacia la eternidad en un inequívoco signo de mandar a toda la patulea a tomar… viento.
¡Buena la ha hecho, Don Josemari! En ese preciso momento en que la yema de su dedito saltó de la compañía de sus hermanos, cundió la amnesia total en nuestra agradecida prensa y pasó al olvido la opera prima de aquellos aprendices de tenor que emulando a los ciervos de Cazorla habían proferido su berrea. Todo el mágico ambiente había desaparecido y lo único que quedaba de la representación era su tierno y blanco dedo corazón apuntando a…
Y claro, hasta los políticos de cualquier signo se apuntaron. Vicepresidentas incluidas. ¿Cómo que ese gesto de Aznar desprestigia a España? Un poco de sentido común es lo que se pide. El Sr. Aznar, en la actualidad, no representa a España, por lo tanto, cualquier cosa que diga o haga, si tiene alguna repercusión, será personal…
A España le desprestigia que los encargados de su gobierno hoy digan blanco y mañana digan negro; que vayan por ahí contradiciéndonos unos a otros los miembros del ejecutivo; que tengamos un paro oficial de más de cuatro millones de personas; que no se vean esas reacciones positivas que día sí y día también, nos van diciendo ustedes que está experimentado la economía, cuando la realidad es que el paro aumenta y la destrucción de empresas es un goteo continuo; que …
Creo con sinceridad que están esperando cualquier zarandaja para marear la perdiz y que no nos fijemos en la realidad, negra realidad, que tenemos por delante.
¿No habíamos quedado que este país no se merecía un gobierno mentiroso? Precisamos sinceridad y sentido común.
Publicado por Ferran Martinez i Garcia, el 24 de febrero de 2010
A nadie de nuestros gobernantes se les ocurre averiguar el por qué un grupo de muchachos de menos veinte años de edad se dedican a regurgitar viejas rencillas y odios, lanzándolos al paso de quien hace ya seis años dejó las riendas del gobierno. Porque no hemos de olvidar que no perdió las elecciones puesto que ya había anunciado su no presentación y así lo hizo. Y digo que a nadie se les ocurre investigarlo puesto que estoy más que convencido que lo que se hace es fomentar ese odio y esa inquina a quienes, por su edad, no tuvieron elementos de juicio suficientes para formarse una propia y sólida idea.
Llamarle hijo de … y asesino, no son precisamente lisonjas que a nadie agrade. Es cierto que el destinatario, por su forma de ser y por lo que representa, debería haber hecho oídos sordos a la algarabía estudiantil de aquellos montaraces jóvenes… Pero no fue así. Al bueno de Josemari se le nubló la vista, los índices de adrenalina se le fueron a las nubes (en muchas ocasiones, por estos pagos, la adrenalina es sinónimo de testosterona) y el corazón de su mano izquierda se le disparó hacia la eternidad en un inequívoco signo de mandar a toda la patulea a tomar… viento.
¡Buena la ha hecho, Don Josemari! En ese preciso momento en que la yema de su dedito saltó de la compañía de sus hermanos, cundió la amnesia total en nuestra agradecida prensa y pasó al olvido la opera prima de aquellos aprendices de tenor que emulando a los ciervos de Cazorla habían proferido su berrea. Todo el mágico ambiente había desaparecido y lo único que quedaba de la representación era su tierno y blanco dedo corazón apuntando a…
Y claro, hasta los políticos de cualquier signo se apuntaron. Vicepresidentas incluidas. ¿Cómo que ese gesto de Aznar desprestigia a España? Un poco de sentido común es lo que se pide. El Sr. Aznar, en la actualidad, no representa a España, por lo tanto, cualquier cosa que diga o haga, si tiene alguna repercusión, será personal…
A España le desprestigia que los encargados de su gobierno hoy digan blanco y mañana digan negro; que vayan por ahí contradiciéndonos unos a otros los miembros del ejecutivo; que tengamos un paro oficial de más de cuatro millones de personas; que no se vean esas reacciones positivas que día sí y día también, nos van diciendo ustedes que está experimentado la economía, cuando la realidad es que el paro aumenta y la destrucción de empresas es un goteo continuo; que …
Creo con sinceridad que están esperando cualquier zarandaja para marear la perdiz y que no nos fijemos en la realidad, negra realidad, que tenemos por delante.
¿No habíamos quedado que este país no se merecía un gobierno mentiroso? Precisamos sinceridad y sentido común.
Publicado por Ferran Martinez i Garcia, el 24 de febrero de 2010
¿Qué opinas?
Publicar un comentario