Golpe final
Llegan los Reyes y arrastran tras de sí a los quince días de desbarajuste loco y consumista. Debe ser algo así como una corrección de cuentas para el balance final del año. ¡Como ha sobrado tanto! Lo cierto es que nos lo gastamos en dos noches locas y cuatro días idiotas, ignorando el verdadero sentido que tienen todos estos días. Pero… a quién no le gustan los regalos. Aquellos a los que les disguste las atenciones de los demás que lo diga, y todo arreglado. A lo mejor hasta les hace un favor a los deudos que se sienten obligados por la norma consumista, no sólo a tener que gastar dinero, sino a dilucidar qué narices le puede gustar. Si además pensamos que hay que acomodarse a un presupuesto que, ¡maldita gracia!, siempre se excede, pues ya me dirán ustedes: negocio redondo. Disquisiciones aparte, a todos nos gusta hacer regalos. Recuerdo aquella máxima de “mejor es dar que recibir” y ha de reconocerse cuanto cierto hay en ella, siempre que uno dé por que le nace y no obligado por nada ni por nadie.
¿Hay algo que pueda sustituir la sonrisa de un niño? Es lo único que puede justificar esta celebración de los Reyes. No sólo la sonrisa, sino todo aquello que la produce: la ilusión, la espera alborozada de esa mañana, la infantil inquietud, abalanzarse atropelladamente desde el dormitorio para encontrarse con el multicolor panorama de un comedor o una salita llena de cajas que encierran todo el mundo soñado por el pequeño. Luego, a pesar de todo, bendita fiesta de los Reyes Magos que hace vibrar a nuestros más pequeños.
Publicado por Ferran Martinez i Garcia, el 9 de enero de 2010
¿Hay algo que pueda sustituir la sonrisa de un niño? Es lo único que puede justificar esta celebración de los Reyes. No sólo la sonrisa, sino todo aquello que la produce: la ilusión, la espera alborozada de esa mañana, la infantil inquietud, abalanzarse atropelladamente desde el dormitorio para encontrarse con el multicolor panorama de un comedor o una salita llena de cajas que encierran todo el mundo soñado por el pequeño. Luego, a pesar de todo, bendita fiesta de los Reyes Magos que hace vibrar a nuestros más pequeños.
Publicado por Ferran Martinez i Garcia, el 9 de enero de 2010
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