De compras

Lo más apropiado, dado los tiempos que corren, es darse un garbeo por Milán y dejarse trescientos cincuenta mil euros (pasa de cincuenta y ocho millones de pesetas) en zapatos, gafas y un reloj. Y no es que uno critique el buen gusto de la Sra. Beckham, Victoria de nombre, que sin duda alguna lo tiene, sino la falta de seriedad de la prensa que en épocas de vacas flacas, esqueléticas diría yo, se dedica a airear ante nuestras narices tan descomunal derroche.

Es evidente que ni en la lombarda Milán existen rebajas, al menos en los comercios visitados por la futbolera esposa, ni para la citada ex cantante existe cuesta de enero. De lo contrario no salen las cuentas que, de otro lado, tampoco estoy demasiado interesado en averiguar.

Lo único que me preocupa es la falta de sensibilidad. La palpable falta de sensibilidad. La escandalosa falta de sensibilidad. Y no ya de doña Victoria que, acostumbrada a nadar en la abundancia, no le dará importancia a unos cientos de miles de euros derramados en su ronda milanesa, sino de la prensa que se hace eco de estas cuestiones y las proclama al viento para solaz de ojos ansiosos por comprobar lo que puede llegar a dar de sí el dinero y dolor de estómagos, no ya por el vacío que en ellos produce la falta de comida, que en ocasiones también, sino por los nervios que se atenazan durante interminables e insomnes noches pensando en cómo llegar a fin de mes y poder pagar la hipoteca.

En fin, así va el mundo para unos pocos. Ánimo que ya queda menos.

Publicado por Ferran Martinez i Garcia, el 13 de enero de 2010

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