La mejor defensa, un buen ataque

De pequeños, cuando nos atacaban, si no teníamos argumentos para defendernos, o nos veíamos incapaces de contestar con suficiencia al contrario, echábamos mano de el consabido “tú más”, “eso lo serás tú” o del definitivo y contundente “tú el doble”. Expresiones que no nos salvaban de sentirnos vencidos y humillados en nuestro interior, pero lanzaban hacia fuera un chulesco mensaje que nos servía de salvoconducto para aquel tránsito. Ni al objetivo de nuestras imprecaciones hacía mella nuestra bravata, ni los que nos oían se veían impresionados por nuestro alarde. En realidad ni nosotros mismos nos sentíamos satisfechos. Pero algo había en aquel derroche de prepotencia que paliaba nuestra manifiesta debilidad. Algo había que hacer o decir. Y con aquella andanada como si se nos aquietara la conciencia y con ello no siguiera exigiéndonos para conservar una mal entendida dignidad.

Algo así debe haber sentido nuestra Ministra de Economía Sra. Salgado, al decir que había notado que el Sr. Rajoy, líder de la oposición, le había faltado el respeto en la sesión parlamentaria de ayer. Nada se dice sobre qué frases o actitudes fueron entendidas por “falta de respeto” hacia la encargada de las finanzas de la nación. ¿No había nada que contestar a la intervención de la oposición? ¿Acaso la falta de respeto se refiere a que no aceptaba los presupuestos en la forma y manera como se presentaban por el ejecutivo? ¿Es una forma de decir algo, porque el protocolo exige decir algo? o ¿hubo algo más y, como siempre, no nos hemos enterado? Pobres conclusiones son éstas. Cierto.

Faltaba la presentadora de televisión apuntándole, por si no se le había ocurrido, si aquello era una muestra de machismo. ¡Ya salió! Toda una carga letal a la línea de flotación. Podría haber añadido algunas lindezas más al uso, pero quedó ahí. Menos mal.

Anote esto Sr. Rajoy, tendrá que aprender urbanidad o le tildarán de… ¡Dios sabe de qué!

Publicado por Ferran Martinez i Garcia, el 23 de octubre de 2009